jueves, 2 de junio de 2016

Educar con el Ejemplo



Si eres de los que se la pasan dando consejos a los demás (familia, amigos, compañeros de trabajo) acerca de distintos temas, casi podría asegurarte que la técnica no te ha funcionado. Y es que cuando se trata que los demás aprendan algo, las palabras son a veces una herramienta de poca efectividad y por el contrario hay algo mucho más contundente que eso, se llama Ser Ejemplo.

Si tienes un amigo que tiene sobrepeso pero tú también lo tienes y constantemente le hablas de dietas, rutinas de ejercicio o comida saludable pero tú no lo haces difícilmente tu amigo creerá en ti. Si hablas a otros de puntualidad pero siempre llegas tarde a las reuniones sociales o de trabajo entonces solo estás hablando por hablar. Si hablas de honestidad en tu trabajo pero en tu vida privada eres una persona infiel, dudo mucho que alguien te crea.

Te menciono estos casos porque así aprendemos, solo con el ejemplo. Si tienes hijos seguramente podrás darte cuenta que esto funciona de maravilla con los niños. Las personas aprendemos de mejor forma cuando vemos las acciones y los resultados de los demás, es decir, cuando hay congruencia entre palabras y acción, y si no la hay entonces no tiene sentido.

Te propongo que dejes de leer esto un minuto y pienses en alguna situación de tu vida en donde aprendiste algo positivo de otra persona solamente con el ejemplo que te dio, sin palabras de por medio, luego retoma la lectura.

¿Cuántos ejemplos vinieron a tu mente? Seguramente más de uno, y casi te aseguro que los tienes presente solo por el hecho que fueron las acciones las que inspiraron que tú aprendieras esa cualidad positiva que la otra persona te mostró con su actuar. 

Lo mismo pasa a la inversa, también aprendemos con el ejemplo negativo. Si tus padres fueron personas impuntuales es muy probable que tú hayas aprendido a ser impuntual porque eso era lo que veías en ellos, quizá de adulto ya hayas cambiado el mal hábito de la impuntualidad pero de niño lo aprendiste porque eso fue lo que viste a toda hora.

Para las empresas pasa igual, si eres un buen líder y educas a tu equipo con el buen ejemplo te aseguro que tu equipo transformará sus hábitos negativos en positivos, no es suficiente y nunca bastarán largas reuniones con sermones largos si una vez acabada la junta actúas y haces lo opuesto a lo que dijiste.

La gente te creerá por lo que haces y no por lo que dices. Es una ley básica. ¡inténtalo! Sé congruente entre palabras y acciones y verás como los demás empezarán a confiar más en ti y podrás educar con el ejemplo positivo.

“Mamá, papá, no se preocupen porque no los escucho, los estoy observando todo el día” 

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