lunes, 25 de mayo de 2015

Los 5 minutos

Beeep Beeeep. Suena tu reloj despertador a las 7:00 de la mañana, estiras la mano y piensas “5 minutos más” y sigues durmiendo (o intentando dormir). Beeeb beeeep vuelve a sonar y piensas por segunda vez “otros 5” (ya van 10) e intentas de nuevo dormir, beeeeppp beeeep  beeeep, “los últimos 5” (ya van 15) y por tercera ocasión intentas dormir, lo malo es que esta vez efectivamente te quedas dormido y habrá que sumarle 20 minutos a esos 15 que ya llevabas, total: 35 minutos desperdiciados. Te levantas como alma que lleva el diablo, te das un baño rápido, no desayunas, tomas tu coche y te vas como rayo al trabajo, a la escuela, a tu negocio. 

En el camino vas pidiendo al universo que todos los semáforos estén en verde, que no haya peatones a quienes darles el paso y que el reloj checador de tu trabajo esté descompuesto. Llegas con el corazón a mil y sudando, no le das los buenos días a nadie porque no te alcanza el aliento y por fin te sientas en tu escritorio a trabajar. Prendes la computadora y cuando vas a abrir el trabajo pendiente del día anterior dices “en 5 minutos” y lo primero que haces es abrir el facebook, el twitter o tomar tu móvil y revisar tu whatsapp, y en esta cadena interminable de los 5 minutos puedes pasar el día, la semana y hasta los siglos de los siglos ¿conoces a alguien? ¿te suena familiar? Yo sí, lo vi muchos días frente al espejo, no sé tú. 

Este mundo está lleno de gente de “5 minutos”, lo hice muchas veces y no es algo de lo que precisamente me enorgullezca sin embargo encontré la varita “mágica” para cambiarlo. ¡Disciplina, una de mis palabras favoritas! Ahhhh qué palabra tan molesta para muchos, para otros tan retadora. Disciplina es igual a constancia, empeño, perseverancia, pero sobre todo yo la veo como valor para olvidarte de los 5 minutos que no le vienen bien a tu vida y enfrentar lo que haya que hacer, así sea salirte de la cama, empezar a hacer ejercicio, dejar de posponer una buena plática con tus hijos o llamarle a tus clientes para cerrar esa venta. ¿Por qué nos resulta tan difícil ser disciplinados? Porque la vía fácil es más cómoda y con menos estrés cuando tu bandera es la postergación y la pereza. 

Suma los 5 minutos que pierdes cada día y verás que se te habrá ido la vida posponiendo cosas que son importantes, la productividad personal y laboral se ve afectada por esos 5 minutos que todos creemos que “nos merecemos”. No digo que tienes que ser un robot y no dar espacio para relajarte, eso todos lo necesitamos, pero cuando tomas esos minutos como tu estilo de vida ahí sí hay mucho que perder. Suma los 5 minutos de este día y en la noche haz cuentas, ¿cuánto tiempo perdiste?

¿Por qué mejor no dices “voy a hacer 5 minutos más de ejercicio”? Voy a leer 5 minutos más, voy a estudiar 5 minutos más en internet ese tema que me interesa, voy a escuchar 5 minutos más a mi cliente para conocerlo mejor y servirle más, 5 minutos más para aprender inglés, voy a darle a mis hijos 5 minutos más ayudándoles a hacer su tarea. Suma en lugar de restar. Haz esos 5 minutos tus aliados y no tus peores enemigos. 

¿Qué vas a hacer hoy con tu tiempo? ¿sumas o restas? 

QDTC


martes, 19 de mayo de 2015

¡Viviendo sin el celular!

¡¡¡Mi celular!!! ¿Dónde está mi celular? Gritaba como loco antes de salir de casa para ir a dar un taller a un grupo de empresarios. Sentía un nudo en el estómago por no encontrarlo, estaba desesperado. No lo encontré y me tuve que ir sin él, intranquilo y medio muerto del miedo por salir al mundo sin mi teléfono móvil. ¿alguna vez te has sentido así? 

Fui y di la conferencia tratando de calmar mis nervios por irme sin teléfono, ¿y si en el camino recibo un mensaje urgente? ¿Y si mi esposa se quiere comunicar? ¿Y si pierdo una venta por no traer el teléfono? ¿Y si se detiene el país porque no traigo el celular conmigo? ¿Y si se colapsa la bolsa de valores y yo sin mi teléfono? ¿Y si resucita Don Benito Juárez y yo no me entero? ¿Y si se acaba el mundo porque no estoy comunicado? ¿Y si.. y si.. y si… y si…? 

Nada de eso pasó, ni colapsó la bolsa ni Benito Juárez resucitó, mi esposa tampoco me marcó y el país siguió su curso. Volví a mi casa y el celular estaba ahí, quieto, tranquilo, olvidado dentro de la maleta que había desempacado la noche anterior. ¿Por qué me provocaba tanto estrés estar sin mi teléfono? Descubrí la mágica respuesta: se llama ¡Apegos! ¿sabes de lo que te estoy hablando?
Esa sensación de creer que todo te pertenece por siempre y que sin eso no podrías vivir, que el mundo se acaba y te convertirás en el peor perdedor del mundo! ¡Patrañas del murmullo de la mente! Nada de eso es verdad, te lo has inventado tú para sentirte a salvo de algo, para adjudicarle la responsabilidad de tu bienestar a otros (personas o cosas). 

Apegos hay muchos, empezando por lo material: tu coche, la tecnología, las redes sociales, el dinero, tu casa (que ni siquiera es tuya porque vives de renta), tu ropa, tus zapatos, tu computadora (que tampoco es tuya por completo porque sigues pagándola a plazos)  y tu perro (que además se la pasa muy bien si ti). Siguiendo con las personas, te sientes apegado a tu pareja, a tu familia, a tus amigos, a tus compañeros de trabajo y hasta tus aparentes enemigos, “¿Y si a mi enemigo lo convierto en mi amigo? Nooooooo, tiene que seguir siendo mi enemigo, si no no tendría chiste, él me odia y yo lo odio, nos caemos mal, nos volteamos la cara y nos mandamos mensajes telepáticos negativos, me gusta que sea mi enemigo y así quiero que siga” ¡Admítelo, tienes apego hasta por cosas negativas que no le vienen bien a tu vida, te apegas al Dolor para transformarlo en sufrimiento, porque sientes taaaaaan bonito ser la víctima y pensar que el mundo te debe rendir tributo y ¿por qué no? hasta hacerte una asociación civil sin fines de lucro que honre tu calvario, algo así como “Asociación Civil Juan Pérez, en pro de todas aquellos que les han roto el corazón cuando tuvieron 16 años” 

El apego es un vínculo emocional que tenemos con cosas o personas, situaciones, actividades o sentimientos. Querer o apreciar a las personas es algo natural y muy humano, pero apegarse a ellos solo puede ser fuente de sufrimiento y dolor. Decía Buda que el apego corrompe y creo que hay mucho de cierto en ello. Te sientes apegado a muchas cosas y cuando no las tienes sufres y crees que tu día no será lo suficientemente maravilloso y tú no serás lo suficientemente feliz. ¿Por qué no pruebas salir un día de casa sin tu celular? ¿por qué no sales un día a dar un paseo sin un centavo en la bolsa y te dedicas a mirar los árboles, a darle los buenos días a la gente que cruza frente a ti? ¿por qué no intentas dejar de depositar tu felicidad en tener la presencia de otras personas en tu vida como si fueran de tu posesión? ¿Y si te desapegas también del sufrimiento? ¿Por qué no intentas hacer amigo a tu “enemigo”? ¿No crees que le vendría bien a tu vida desapegarte del rencor y los malos pensamientos? 

No se trata de ser irresponsable e ir por la vida desentendiéndose de todo o ser indiferentes al resto del mundo, el asunto es que asumas que la felicidad viene de dentro y no de hechos o cosas externas a tu persona. No es un trabajo fácil te lo puedo asegurar, pero las recompensas son altísimas, adquirirás libertad y plenitud de vida, recuerda que nada es tuyo y el apego mal entendido solo le traerá insatisfacción a tu vida. ¿A qué te vas a desapegar hoy? 

QDTC

lunes, 11 de mayo de 2015

La Santa capturista de Datos

Hace tiempo sucedió en una de mis empresas de Estados Unidos mientras hacíamos un taller, que una de las participantes pidió permiso para llegar tarde a una de las sesiones de trabajo. Dijo que tenía una labor religiosa que hacer en la iglesia en la que profesaba su fe. El permiso se le dio sin ningún problema pues el acuerdo fue que se integraría al equipo a las 10 de la mañana, resulta que no llegó a las 10 sino a las 12, cuando todos la vimos entre sorprendidos y enojados por las 2 horas de retraso con las que llegó. 

Resulta que ella no sabía que yo era socio de la empresa, yo le reclamé su falta de compromiso, le dije que nunca nadie le negó el permiso y que el acuerdo había sido que su horario de llegada era a las 10 de la mañana, sin embargo ya era el mediodía y ella apenas iba llegando. Le comenté que el equipo tenía que pagar 50 dólares gracias a que ella había roto el acuerdo de ser puntual, (es algo tan básico como ser respetuoso del tiempo propio y del de los demás). Cuando exigí el pago de la multa por su fallo, por parte del equipo se hizo un silencio sepulcral y del silencio sepulcral se transformó a miradas a acusatorias. 

Ella explotó y me dijo que me iba a ir al infierno directito y sin escalas pues quién era yo para reclamarle a ella que además estaba con el señor Obispo y por eso había llegado 2 horas tarde, ¿cómo era posible que yo, un simple mortal, (y además con el demonio dentro) tuviera el atrevimiento de exigirle puntualidad cuando ella estaba atendiendo un asunto del Divino Creador? Y no solo de Dios, también de los humanos pues junto al séquito religioso del cual formaba parte estaban organizando actividades para ayudar a niños de la calle. Después de sus reclamos hacia mi pecadora persona se fue furiosa del taller y al siguiente día renunció a la empresa, no volví a saber más de ella… en un tiempo. 

Mucho tiempo después iba yo caminando con mi esposa por un mall de Texas y la volví a ver,  tengo que confesar que me sentí asustado de encontrarla, mi esposa sabía la historia pero lo que no sabía era quién era la mujer. La vi y yo por alguna extraña razón quería huir de ella quizá porque sentí que me iba a volver a decir que era un alma perdida y que el diablo me seguía esperando en el infierno. La señora me alcanzó y me dijo: Alfredo ¡gracias! Aquella vez que  te enfrenté por llegar tarde en realidad no te estaba enfrentando a ti, me enfrenté a mi misma y descubrí que trabajar en esa empresa no tenía nada que ver con mi Misión de Vida, descubrí que ésta tenía que ver con ayudar a los demás a través de mi fe religiosa, ahora soy la asistente personal del Obispo y soy tremendamente feliz, estoy viviendo en sintonía con mi Misión en la vida y me siento plena. Gracias por enfrentarme por mi impuntualidad en aquel taller. 

¡Teníamos una santa capturando datos! ¡Qué ilógico y contraproducente! ¡Qué dañino para ella y para la empresa! Su pasión tenía que ver con ayudar a los niños mientras que su trabajo giraba en estar sentada frente a una computadora capturando datos y contestando un teléfono. Ahora puedo ver la frustración que seguramente sentía y me explico perfectamente por qué me gritó, quizá en el fondo no me estaba gritando a mí sino enfrentándose consigo misma y a la incongruencia de su vida laboral con su verdadera misión de vida. 

Nos dimos un abrazo y no puedo decir que esto quedó olvidado, al contrario es algo que siempre recuerdo y me gusta compartir con la gente, porque la Santa Patrona Capturista de Datos es un ejemplo de Misión de vida, su historia se repite millones de veces en millones de oficinas de todo el mundo, podemos pasar años haciendo algo que no nos gusta y que no tiene nada que ver con el talento y don especial que tenemos, con nuestra propia Misión. ¿Tu lugar en esa empresa, en ese trabajo en el que estás es acorde a tu Misión de vida? ¡Espero que así sea!

QDTC


lunes, 4 de mayo de 2015

¡Arriésgate con valor!

Esta semana quiero enfocarme en el valor del ¡valor¡ ¿qué es el valor? Una de las definiciones que nos da el diccionario es valor=cualidad del valiente. ¿Y qué es ser valiente? Vuelvo al diccionario y encuentro que valiente significa esforzado, decidido, vigoroso. 

Me he puesto a pensar también y traigo a mi memoria mis propias historias o las de mis amigos, familia, empresarios que he conocido y una gran cantidad de gente que tengo la fortuna de conocer, ¿cuántas cosas dejamos de hacer por falta de valor, de valentía, de decisión o esfuerzo? 

Este mundo está diseñado para sacar de nosotros las mejores cualidades en cualquier situación que se nos presente o que por propia voluntad decidimos vivir. Y se necesita valor para afrontar lo que nos va llegando. Valor para emprender, valor para dejar de ser un empleado, valor para casarse, para tener hijos, para hacernos un cambio de imagen, valor para terminar una relación o para iniciar una nueva, valor por todos lados. Como uno de mis grandes amigo me dijo hace muchos años “Este mundo es de los que se Arriesgan con Valor”.Sin embargo no todos están dispuestos a ponerse la armadura y salir a luchar con valor por aquello en lo que creen o sueñan. Es más fácil instalarse en una cómoda zona de confort y dejar que la vida pase sin tener el valor de tomar la responsabilidad por todo en nuestra vida. 

A mí también me ha pasado, a veces da mucho miedo tener valor. Curiosamente cuando tienes y das valor a los demás, no solo te conviertes en alguien valiente sino que también llegas a ser una persona muy valiosa para el mundo. Si enfrentas con valor tu sueño de emprender un negocio, das valor al mundo al crear una nueva empresa y ser fuente de trabajo para ti mismo y para otros, si enfrentas con valor una relación dañada con los tuyos no solo podrás rearmar esa relación sino que también valoras a los otros y a ti mismo. 

Una de las personas más valientes que conozco un día me dijo: “Alfredo, ya no pospongo las decisiones que me hagan ser feliz, quiero tener el valor de ser feliz y vivir la vida que merezco” guau! Para mi fue importante escuchar eso pues percibí el valor que tiene de enfrentarse a su vida con total responsabilidad.  

¿Cuánto valor tienes en tu vida? ¿Con cuánto valor te levantas cada mañana cuando suena tu despertador? ¿Cuánto valor tienes para seguir esa dieta que te hará perder kilos de más? ¿Cuánto valor tienes para volver a llamarle a ese cliente que antes te dijo “no” y volver a intentarlo? ¿Cuánto valor tienes para olvidarte de tu cerrazón emocional y decirles a tus hijos “te quiero, me importas”? ¿Qué estás esperando? 

Dice un proverbio griego que “mientras que el tímido reflexiona, el valiente va, triunfa y vuelve”. Basta de reflexionar y estar pensando “¿lo hago o no lo hago? Mejor lo intento mañana, o el mes próximo o en mi otra vida”. La gente de éxito que conozco es porque hacen del valor una palabra que viven día a día, en todo lo que hacen y para todo lo que desean. 

Mi deseo para ti hoy es que seas una persona valiente, que des valor al mundo para hacer de él un mejor lugar para ti y para todos los que andamos caminando por aquí. 

QDTC

Alfredo.